La pérdida de un ser querido o de una etapa significativa es una putada. Nadie te enseña a procesar toda esa montaña rusa de emociones y no, nadie está preparado.
La terapia de acompañamiento en duelo puede suponer un salvavidas ante la pérdida.
Cada duelo es un mundo y, a veces, ni las personas más cercanas saben acompañarnos en el dolor.
Podría decirte que el duelo es una respuesta emocional normal, pero cuando la sientes, duele tanto que parece que te desgarra.
Se ve imposible continuar con la vida tal y como antes la conocías
La manera de transitar el duelo es tan diferente de unos a otros que el acompañamiento en duelo se debe realizar de forma personalizada y sin juicios.
Una historia personal que me llevó a querer realizar acompañamiento en el duelo:
Yo misma viví de cerca la despedida de una persona para la cual no estaba nada preparada.
Corría el frío invierno de 2013 y, a pesar de habernos acompañado la enfermedad durante 6 largos años, llegó el momento de una despedida no asimilada.
Fue difícil ver cómo mi mayor referente se apagaba sin que nadie pudiese hacer nada para evitarlo.
Tras tres largos días de agonía, el sufrimiento llegaba a su fin.
Sentí un tremendo alivio que a la vez me hizo sentirme culpable por ello.
¿Cómo puedo sentir alivio tras perder a una persona tan querida para mí?
A pesar de haber vivido una enfermedad muy larga y creer que ya tenía aceptado el final, la falta personal se hizo evidente y me provocó un mar de emociones que no sabía cómo lidiar.
Me preguntaba por qué
Por qué no habíamos probado otros tratamientos,
Por qué la gente podía seguir con su vida normal y la mía se desmoronaba,
Por qué me sentía así “si ya había aceptado que se iba”,
Por qué a ella y no a otros que eran “peores personas”,
Por qué tan pronto si no había podido disfrutarla,
Y un largo etcétera de porqués que me ocuparían un libro.
Pasaron los meses, los años y a veces a día de hoy sigo llorando la pérdida.
Me sentía culpable por las veces que habíamos “discutido”, soñaba con ella y me despertaba llorando y preguntándome si había sido real.
Por supuesto también pasé la fase de la negación en la que no quería aceptar la enfermedad ni quería aceptar que en algún momento se iba a ir.
Me refugié durante esos años y tras la pérdida en la terapia psicológica que me ayudó a transitar por estas emociones tan difíciles de procesar.
Gracias al acompañamiento en el duelo pude aprender a gestionar mis emociones, reconectar con mi vida presente y recordarla con nostalgia pero alegría a la vez, sintiéndome orgullosa de haber podido compartir y aprender de ella tantas cosas que me enseñó.
La pérdida es algo que no se supera o se olvida, sino que se aprende a vivir con ello transformando el dolor en una experiencia de crecimiento y superación.
Así, decidí proporcionar apoyo psicológico y acompañamiento en duelo para que no tengas que vivir la pérdida en soledad y que puedas tener un espacio de desahogo y poco a poco puedas retomar tu vida.